Kriya Yoga Acharya - Chandradevi

Acharya Chandradevi - Perfil

Viví muchas vidas y tuve muchos trabajos en una pequeña parte del norte de Italia, antes de dedicarme a la agencia web de Internet de mi familia durante los últimos 15 años.

Siempre busqué el sentido del sufrimiento, mientras lo experimentaba y mientras lo superaba. En 1997 me encontré en un seminario donde practiqué mis primeras meditaciones y vislumbré algo desconocido que me liberó de un antiguo sentimiento de culpa. Estaba claro que tenía que buscar algo y comencé a explorar la realidad más allá de las apariencias.

Había escuchado el nombre de Babaji cuando era adolescente, por un amigo sadhu local que me contó la historia de un encuentro que tuvo con Babaji en las montañas del norte de la India. El libro “Autobiografía de un yogui” siempre estuvo ahí en un estante. Lo había abierto pero nunca lo leí.

En 2003, el yoga me detuvo en una calle, literalmente, así que comencé a practicar Hatha Yoga y a aprender sobre Raja Yoga. En 2008, algunos eventos aparentemente aleatorios me trajeron el Kriya Yoga de Babaji y lo poco que sabía sobre yoga tuvo sentido, con una perspectiva nueva y más amplia. Algo me hizo sentir como en casa.

Me encontré estudiando y enseñando yoga durante 10 años, distribuyendo una marca de Rudraksha malas, apoyando a Acharya Arjuna durante más de una década de seminarios de iniciación, traduciendo algunos libros sobre Kriya Yoga y organizando la distribución de las publicaciones de Kriya Yoga de Babaji, incluso cambiando de casa, siempre sabiendo solo después, cómo todo se conectó con las visiones en la meditación, con el poder creativo que podemos aprovechar.

Después del regalo de la tercera iniciación en la India, me retiré de las clases de yoga para integrar y profundizar mi estudio y práctica personal, y tal vez para dejar un rol. Empecé a ver la forma en que aparecen los principales cambios y desafíos, y cómo lidiar con ellos como sadhana yóguica en acción. La idea de la separación entre la práctica y la vida comenzó a desvanecerse.

Uno de los muchos tesoros que he encontrado en Kriya Yoga es un grado de desapego. Acepto la alegría y la tristeza por igual, sabiendo que van y vienen. Veo el espacio donde las cosas toman forma por sí mismas, trato de seguir las señales, de estar disponible sin interferir y permitir que una Voluntad mayor impulse el juego de la vida.

A esta Voluntad me encomiendo y me inclino ante el poder del Kriya Yoga para transformar la percepción y el significado de la experiencia de vida. Lo que he visto suceder a mi alrededor y a otros practicantes me inspira el deber moral de servir a la misión social y global del Gurú.

¡Jai Babaji! ¡Om Sharavana Bhava!